03 marzo 2008

Desperdicio matutino

Hoy fui a hacerme el documento, o mejor dicho a renovarlo por los 16 años y 9 meses que llevo de vida y de paso a efectuar el cambio de domicilio. Malditos funcionarios públicos. Me emperné 2 horas y media parada en una habitación de 3 x 5 con un montón de gente caricúlica (creo que se contagia en estos ámbitos públicos de espera), cuyas comisuras de la boca se encontraban tan afectadas por la fuerza de gravedad que no había ninguna diferencia entre la mandíbula articulada de chirolita y la de ellos. Y todo esto para mantener una charla de menos de 3 minutos y medio con una vieja que me dijo que mi partida de nacimiento estaba desactualizada, que tenía que ir a empernarme a otro lugar no se cuántas horas más para que mela dieran actualizada y volver otro día a las 7:30 de la mañana para conseguir un turno, bancarme las 2 horas y media de nuevo y ver si se decidían a tramitar el documento para recién estar recibiéndolo en el 2009 vaya a saberse cuando. Señoooora... yo no le agrado, y usted no me agrada, pero si yo coopero y usted coopera, todos nos vamos a ir antes a nuestras casas. ¿Me quieren decir para que bosta tengo que actualizar la partida de nacimiento si nada cambió? Mi fecha de nacimiento sigue siendo la misma, y que tenga 16 años más no quiere decir que el lugar donde yo nací vaya a ser otro, y mis padres creo que siguen siendo los mismos, al igual que mi nombre...en fin, ya me retiraba yo de lo más enojada, cuando dije: “Mierda! El cambio de domicilio, acá no me joden”. Solo había que traer una boleta con el domicilio actual y el documento, lo cual en esos momentos se encontraba en la carpetita que tenía en mi mano. Me di vuelta y muy amablemente le pregunte si no podía cuando menos hacerme ese trámite...a lo que contestó “No. Hago todo junto, cuando te haga el trámite”. Vieja chota...

24 febrero 2008

No se qué escribir, pero hace mucho que no lo hago. En realidad no tanto...ayer me puse, pero bueno...lo incierto es qué voy a escribir. Quizás sea un cuento, una opinión o hasta quizás una delirada...quizás no escriba nada, cierre esta ventana y me vaya rayar la pared o a coser botones...quizás retome algún otro escrito incompleto, y lo que es más probable, quizás esto se convierta en uno más de esos escritos. Lo único que sé es que en este momento lo que yo vaya a hacer es tan impredecible como una pera atravesada por espinas rojizas y retorcidas. Ahora que lo veo bien, es una imagen interesante. No espero mucho... Veamos, mi estado anímico...normal, ni mal ni feliz de la vida... Contorno... en la máquina, sentada demasiado bien para ser yo (espalda derecha, ambos pies apoyados en el piso y la vista a unos 38 centímetros de la pantalla). Hace 45 segundos que no estoy sola en la casa. Acabo de oír la puerta que se abre. Escucho Sonata Ártica, más específicamente “Shy”... Maldita sea, me interrumpe un “tenés que limpiar la pecera”, a lo que yo no contesto. “Tenés que ordenar los CDs”, me digno a gesticular un “mmmh”. “¿Dónde dejaste el pegamento?”, ni idea. Físicamente me encuentro en un estado de total agotamiento, hace una hora que salí de entrenar y estoy hecha mierda. Ya no se me ocurre nada, esta manía que tengo de estirarme constantemente la espalda me corta la fluidez de ideas...

05 febrero 2008

Desmintiendo mitos urbanos y populares creados sobre la historia de Frankenstein

Atención: si desea leer la historia original y no enterarse de algunos detalles (o no tan detalles) aténgase a no leer esto. La historia de Frankenstein o el Moderno prometeo, han trascendido el papel y la pantalla para convertirse en una historia de conocimiento popular. Como siempre, existen las pequeñas alteraciones de una traducción a otra, o el recorte de escenas para alguna adaptación...o de capítulos para otra versión...o de...en fin, la historia original a sufrido mil y un cambios y regeneraciones, al punto de que se creen ciertos “conocimientos populares” sobre ella. Frankenstein, no es como muchos creen un monstruo hecho con pedazos de cadáveres diseccionados. No, Víctor Frankenstein es un joven muchacho que ansía poder develar los misterios del alma y los secretos de la creación, los misterios del cielo y de la tierra y se basa en sus conocimientos científicos y de filosofía natural para otorgar vida a un conjunto de retazos de cadáver. Primer mito, Frankenstein es el doctor, no el monstruo. El hecho de que se lo nombre como “el monstruo de Frankenstein” no quiere decir que se esté adjudicando la característica de monstruo a este señor. Ese “de Frankenstein” indica posesión, pertenencia. No se sabe cómo le da vida al rejunte de materia orgánica atada, no es en un caldero, no es con electricidad. La autora nunca explica cómo es que se le da vida al monstruo. Si bien se cree que se basó en una conversación sobre métodos del doctor Erasmus Darwin para dar vida a un pedazo de vermicelli en un florero. Segundo mito, no se usa electricidad para revivir al cadáver. Si una de las películas lo hizo no tiene por qué haberlo hecho el libro (escrito en 1817 y reeditado en 1831) La popular novia de Frankenstein, nos es mas que otra invención de James Whale (uno de los tantos que llevó esta historia al cine). Considerando desmentido el primer mito, la novia de Frankenstein, debería ser la novia de Víctor, el científico, y en ese caso podemos empezar a llamarla Elizabeth. Si consideramos todavía el nombre de Frankenstein como el del monstruo, podríamos decir que la novia es otro monstruo. Ahora, si bien El monstruo le pide a Víctor una compañera Víctor finalmente no accede a sus pedidos. Tercer mito, la novia de Frankenstein, no existe! No voy a entrar en temas como la personalidad del monstruo o lo que hizo y no hizo, por que ese es un ámbito más subjetivo. En todo caso, me lo reservo para otro posteo. Y cómo, hice varias pausas en la redacción de esto, hay algunas ideas originales que se me perdieron... en fin...